http://www.elmundo.es/elmundo/2013/02/14/ciencia/1360867282.html
ECOLOGÍA |
Publicado en la revista 'Science'
Los peces europeos se 'vuelven locos' con los ansiolíticos que echamos a los ríos
Los
fármacos que acaban en las cañerías, ya sea a través de la orina o porque se
desechan por la taza del water, podrían convertirse en un grave e
inesperado problema ecológico. De acuerdo con una nueva investigación
realizada por científicos de la Universidad de Umea (Suecia), a pesar de ser
tratadas en plantas de depuración estas aguas fecales cargadas con todo tipo de
fármacos alteran gravemente el comportamiento de la fauna fluvial que habita los
cauces europeos.
En
concreto, su estudio, recién publicado en la revista 'Science', se centra en los
efectos de un conocido ansiolítico llamado Oxazepam sobre una especie de perca
europea ('Perca fluviatilis'). Y según los resultados obtenidos por el equipo
dirigido por el científico Tomas Brodin, la exposición a los niveles reales
de este ansiolítico detectados en los ríos de Suecia -aguas
abajo de las plantas de tratamiento de aguas- hace que los peces coman más
rápido, se vuelvan más intrépidos y tengan un comportamiento menos social.
Esta
droga psiquiátrica se usa ampliamente para tratar la ansiedad en humanos. Pero
los residuos de Oxazepam casi siempre terminan en los sistemas acuáticos
naturales, incluso después de pasar por las depuradoras, donde se desconocen los
efectos de esta sustancia sobre los ecosistemas.
Se vuelven más valientes y atrevidos
Ahora,
los investigadores de la Universidad de Umea acaban de demostrar que la
exposición de estos peces a niveles incluso menores a los encontrados en los
ríos suecos altera de forma notable el comportamiento y la alimentación de estos
animales.
"Cuando
están en soledad, los peces que fueron expuestos al Ozxazepamse atrevían
a abandonar refugios seguros y a entrar en áreas nuevas potencialmente
peligrosas", explica Brodin. "Por el contrario, los peces que no fueron
expuestos permanecían en su refugio".
Las
percas que entraron en contacto con el ansiolítico también devoraban su comida
mucho más deprisa que los animales libres de este fármaco. Este hecho, según los
investigadores, podría desencadenar problemas ecológicos, como
provocar un incremento descontrolado de algas, debido al desequilibrio creado en
la cadena alimenticia de los ríos.
"Además,
las percas expuestas a la droga perdían el interés por permanecer con el grupo,
y algunas incluso se alejaban quedándose a gran distancia de sus congéneres",
asegura Brodin.
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